Personajes: Rádel- Presidente de la nación; Mariana- esposa del presidente; Norco- expresidente derrocado por implementar la tiranía; Lucila- ama de llaves del presidente; Antonio- político, secretario del presidente.
La obra se divide
en 2 actos y 10 cuadros (cada acto consta de 5 cuadros y cada cuadro tiene
varias escenas.).
Primer Acto; Primer
cuadro.
En escena aparecen
Mariana siendo peinada por Lucila.
Mariana comenta con Lucila lo cansada que se siente por haber dormido mal, lo
desolada que ha estado sintiéndose desde que su esposo, Rádel, se había
embarcado en la lucha por el derrocamiento de la tiranía de Norco. También le
relata un sueño que tuvo la noche anterior, en el cual Norco se presentaba a su
habitación y la sometía sexualmente. Las dos mujeres escuchan el galope de un
caballo y deducen que se trata de Rádel quien ha vuelto a casa. Mariana entra a
su habitación para cambiarse de ropa y lucir presentable para su marido,
Lucila, al quedar sola en escena muestra el fastidio que le produce la compañía
de Mariana. Norco entra a escena, Lucila le da una cortés bienvenida a lo que
Norco contesta solicitando ver a Mariana. Mariana sale de las habitaciones, ya
cambiada y se sorprende al ver a Norco en su sala. Inician una conversación,
primero un poco hostil de parte de Mariana quien va calmándose a medida que
siguen conversando. Se sientan y Norco le recuerda a Mariana los tiempos en que
ellos eran novios y estaban comprometidos para casarse, que por Mariana no
soportar su vocación política lo dejó y decidió casarse con Rádel. Mariana
resta importancia al tema y pide a Lucila que se retire. Intercambian algunas
impresiones sobre el tema de sus antiguos amores que a Mariana parecen no
interesarle. Luego de un rato Norco dice a Mariana que debe acostumbrarse a ser
un poco más viuda de ahora en adelante, ella pregunta si él asesinó a Rádel,
Norco lo niega, vuelve a recordarle a Mariana que es a él a quien ama y que se
casó con Rádel para herirlo, le confirma que Rádel está muerto, Mariana se deja
caer al suelo llorando y Norco le dice que tuvo que elegir entre su vida y la
de Rádel y que no podía permitir que lo asesinaran por su gran amor por ella, y
que una nación no puede gobernarse pusilánimemente. Fin del primer cuadro.
Segundo Cuadro.
Más tarde ese mismo
día, la escena muestra a Rádel narrándole a su esposa Mariana la alegría del pueblo
ante la victoria de su gente que ha derrocado la tiranía. Mariana le cuenta de
cómo lo ha esperado y él le comenta de las veces que pensaba en las sábanas de seda
de su cama, ella le reclama algo incrédula el que posiblemente no fuera
extrañada por Rádel y ante la reafirmación de Rádel ella dice que él sólo
mencionó las sábanas y no a ella. En medio de la conversación que se va
tornando más íntima, Norco sale a escena disculpándose por haber interrumpido
la intimidad de los esposos, Rádel se sorprende y Mariana se disculpa por no
haberlo dicho antes pues buscaba el momento propicio para hacerlo. Norco habla
con Rádel y le comunica que anda buscando refugio en su casa pues sabe que es
el único sitio en que nadie lo buscará, además porque cree tener en Rádel al
viejo amigo que ha conocido desde hace tantos años. Ante la renuencia de Rádel,
Norco entonces dice entender la situación pero le pide que sea el mismo Rádel
que lo mate, que no lo entregue a sus enemigos. Lucila entra y le comunica a
Rádel que le ha preparado su baño, Rádel agradece a Lucila y abandona la escena
diciendo que tiene que asearse y que regresa en un momento. Mariana dice a
Norco, una vez han quedado solos, que ahora ella entiende como este pudo
mantenerse en el poder tanto tiempo, esto en franca alusión a su actuación
frente a Rádel. Fin del segundo cuadro.
Tercer Cuadro.
Aparece en escena
Rádel ensayando el discurso para la toma de posesión de la presidencia que
ocurrirá el día siguiente , Mariana entra a escena y conversan sobre el tema.
Rádel confiesa su temor ante todo lo que acontece, su nerviosismo y preocupación
por no hacer las cosas bien, su esposa Mariana intenta darle fuerzas y apoyo
moral y le asegura que él podrá hacerlo bien, le dice que si Norco pudo hacerlo
él también podrá. Ella compara los sentimientos que Rádel experimenta en esos
momentos con los sentimientos que ella sentía cada vez que él la visitaba y le
asegura que eso no es temor sino amor por su pueblo. Los esposo se abrazan
deslizándose en la alfombra. Fin del tercer cuadro.
Cuarto Cuadro.
Antonio, secretario
del presidente, conversa con Lucila. Le comenta cerca de lo grande que es la
propiedad de Rádel y dice no entender como una persona con tantos bienes decide
incursionar en política, le dice a Lucila que él tiene que hacer lo que sea
para que Rádel lo crea imprescindible y luego tratar de obtener ganancias
económicas para su vejez. Le insinúa que ellos pudieran aliarse, así podrían
servirse mutuamente a lo que Lucila le manifiesta que no está interesada.
Antonio trata de disfrazar su ofrecimiento como disculpándose. El galopar de
caballos se escucha y Antonio corre temeroso a la ventana y luego se calma
saliendo a la terraza, afuera están los aliados de Rádel, con quienes este
luchó para derrocar a Norco. Rádel sale de las habitaciones, seguido de
Mariana, y saluda a sus hombres desde la
ventana de la sala. Comenta que hubiera preferido cabalgar con ellos como antes
pero ahora su posición se lo impedía. Antonio entra a escena y lo saluda, le
dice que tiene asuntos que hablarle en privado, Rádel pide a Lucila que se
retire y, ante la insistencia de Antonio de hablarle en privado, le dice al
secretario que Mariana además de su esposa es también su consejera. Antonio
dice que debe informarle de ciertas maniobras en su contra a lo que Rádel se
muestra sorprendido y le pide que le acompañe en el coche para que le cuente en
el camino. Fin del cuarto acto.
Quinto Acto.
Aparece Norco
sentado en la oscuridad de la sala y luego Lucila quien lanza un grito de
espanto al comprobar que la sala no está sola. Norco trata de calmarla y le
pregunta si tanto terror él le causa, ella contesta que no, que sólo se
sorprendió porque usualmente él entra temprano a su habitación. Norco le dice
que no podía dormir y quiere saber lo que ella piensa de él, le pregunta si lo
ve como una bestia o como un hombre. Ella le dice que lo ve como un hombre a lo
que él se muestra agradecido. El ruido del coche al llegar les advierte que Rádel
y Mariana han regresado de la juramentación presidencial. Los esposos entran a
escena. Mariana narra, con cierta ironía, lo hermoso que se veía el palacio
presidencial y los muchos adornos que habían colocado para la ocasión, Rádel trata
de impedir que ella continúe, ya que habían quedado en no hablar del tema
delante de Norco, este último le dice que no importa, que deje que ella le
cuente pues hacía tanto tiempo de su juramentación que ya ni lo recordaba.
Rádel sirve unas copas para los tres, Mariana se molesta ante la actitud de
Rádel por mostrarse tan condescendiente con Norco, le confiesa como Norco le
había producido tanto dolor el día que se presentó buscando refugio, haciéndole
creer que Rádel había muerto, Norco comparó lo que él sentía aquel día con lo
que Mariana sentía en el instante presente, deseo de exteriorizar lo que por
dentro llevaba. Mariana abandona la escena disgustada. Rádel comenta con Norco
que conservará algunos de los colaboradores de la tiranía pues no todos están
dañados, Norco desea que le dé un ejemplo a lo que Rádel contesta que todavía
es muy pronto para saberlo pero menciona a Antonio, Norco manifiesta
complacencia pero se niega a aclarar a Rádel el motivo de su expresión, le dice
que brinden por la juramentación y el nuevo gobierno de Rádel. Fin del quinto
cuadro.
SEGUNDO ACTO. Sexto
Cuadro.
En escena están
Rádel y Lucila, él le confiesa a su ama de llaves lo distinto que es todo a lo
que él esperaba, lo difícil que es cumplir con sus propias expectativas e
intenta conversar directamente con ella, preguntándole que puede él hacer para ayudarle,
ella, ante mucha insistencia, le dice que sólo le preocupa lo que será algún
día de ella cuando ya no pueda trabajar, él le asegura que si eso ocurre ella
se quedaría a vivir con ellos en la casa como lo hacen los abuelos. Los dos
empiezan a conectarse y en un momento en que Rádel se ha arrodillado delante de
Lucila, entra Mariana quien se burla de la escena que ve, Lucila sale de escena
y los esposos inician una conversación, Rádel confiesa a su esposa que buscaba
acercarse a Lucila y le comenta sobre lo que hablaron, Mariana le dice que no
le haga caso a Lucila tildándola de hipócrita. Lucila entra de nuevo a escena y
le comunica al presidente que Antonio ha llegado. Mariana muestra inconformidad
pues quería conversar con su esposo, Rádel le dice que puede decirle que espere
y ella descarta esa opción, dice que esperará hasta que él regrese y se retira,
Lucila sale a decir a Antonio que puede pasar. Rádel pregunta a Antonio como
llegó a la casa, pues él no escuchó el galopar del caballo. Antonio dice que
dejó su caballo a la entrada de la finca, donde el encargado de la caballeriza
le colocaría una herradura que se había desprendido de su caballo. Le informa a
Rádel de ciertos personajes que han llegado desde el interior del país para
visitar al presidente, le dice que el encargado de protocolo ya se había reunido
con ellos y se habían puesto de acuerdo, a espaldas de Rádel, para arreglar el
contenido de la agenda a tratar con dichos señores. En medio de la conversación
entra Norco, aparentemente distraído, pide disculpa y asegura que pensaba que Rádel
estaba solo, luego se retira. Rádel intenta rendir explicaciones a Antonio pero
este lo impide diciéndole al presidente que no es necesario que lo haga. Fin
del sexto cuadro
Séptimo Cuadro.
En escena están
Mariana y Norco conversando. Mariana comenta que Rádel ya debe estar llegando a
la casa y Norco pregunta si acaso ella lo presiente, ella esquiva responder directamente
y en cambio le pregunta que ha decidido acerca de su futuro inmediato. Norco no
está seguro pero reconoce que Rádel ya está cansado de su permanencia en la casa,
dice que le ha insinuado en varias ocasiones que se vaya, que los agentes de
seguridad han insistido en cuidar la casa del presidente y muestran extrañeza
ante la negativa de Rádel. Norco asegura que cualquier día Rádel lo echará a la
calle o hasta llegará amatarlo. Describe el cambio que Rádel ha tenido en los
últimos tiempos, dice a veces se comporta como el amigo que él conocía y otras
veces actúa como el señor Presidente Rádel Mainardy. Luego aborda a Mariana
acerca de los tiempos en que ellos fueron novios y dice estar seguro que ella
todavía lo ama, no porque él sea o tenga un atractivo especial sino porque ella
nunca lo tuvo a su merced, le recuerda que ella lo puso a elegir entre la política y ella y es por eso que ella nunca,
según Norco, ha podido olvidarlo. Le dice que él también la ama por razones
similares, porque ella no ha complacido sus peticiones de estar juntos y eso
representa una especie de reto para él porque ella le gusta mucho. Mariana le
confiesa que ella también lo ama a lo que él agradece esa confesión, dice que
no es lo mismo saberlo que escuchar una confirmación de boca de Mariana. Luego
se escucha el sonido del coche que llega y Norco comenta que Rádel ha llegado a
interrumpir otra vez. Fin del séptimo cuadro.
Octavo Cuadro.
Rádel y Mariana aparecen
entrando a escena vestidos de forma inusual, con ropa ligera, Mariana dice que
hacía tiempo que no se divertía de esa manera, Rádel no encontró nada divertido
la experiencia que acababan de vivir. Venían de la iglesia local, a la cual se presentaron
sin escoltas y sin previo aviso. Habían comprobado el nerviosismo inicial de la
gente del pueblo, y luego él se sintió hastiado de tanta gente pidiendo favores
al presidente, manifestó que ya estaba cansado de todo aquello, de gobernar una
nación donde la gente se había acostumbrado a pedir dádivas y ayudas olvidando
su propia dignidad. Comentó el caso de una señora a quien la policía le había
arrestado al hijo y ella ni siquiera podía visitarlo porque no sabía donde lo
tenían detenido. Él dijo a la señora que le visitara al día siguiente para
ayudarle con el caso pero le dijo a Mariana que en su interior estaba casi
seguro que su hijo había sido asesinado
por la policía el mismo día del arresto porque esa es la forma en que ellos
operaban, arrestaban a personas que entendían eran opuestos al gobierno, los
maltrataban a culatazos y luego lo dejaban morir al sol para que los perros se
lo comieran o se pudrieran en la calle. Mariana le sugiere a Rádel que él
todavía podía salir del país y perderse por unos años hasta que ya ni lo
recordaran pero para él huir no era una opción y se lo hace saber a su esposa.
Rádel confiesa a Mariana que se ha dado cuenta que es a ella a quien tiene para
poder confiar plenamente, que si se hubiera dado cuenta de ello antes habían
podido ser felices desde el principio. A Mariana no le gusta el pesar con que
Rádel se expresa pero él está muy desencantado de todo lo que ha resultado ser
presidente de una nación donde hasta sus más cercanos colaboradores le manifiestan
abiertamente que ellos deben sacar provecho de aquello por lo que tanto
lucharon, que si los otros lo hicieron ellos también deben hacerlo. Al final
Rádel termina llorando. Fin del Octavo cuadro.
Noveno Cuadro.
Lucila aparece
respondiendo los requerimientos de Antonio para que lo deje entrar en la casa,
le comunica a este que el presidente no está en el hogar, Antonio dice que él
lo sabe, ella dice que la señora tampoco está presente, a lo que él responde
que no ha venido a verlo a ello sino a Norco Jiménez Santos, Lucila responde
que no sabe de lo que él habla y Antonio le asegura que él sabe que Norco está
allí, Lucila insiste pero Norco le dice que lo deje entrar. Lucila permite que
Antonio entre, luego ella se retira. Antonio inicia sus adulaciones
acostumbradas, Norco le dice que vaya directo al grano, Antonio ha ido a
ofrecerle la vuelta al poder, le dice que la gran mayoría de la cúpula del gobierno está de acuerdo en que Norco debe
volver a palacio y que él entiende que es el mismo sentir del pueblo. Sigue
contándole a Norco que la inercia de Rádel para ejecutar acciones concretas y
los estallidos de ira que frecuentemente descarga contra sus servidores, han
desembocado en un total desencanto entre la gente del gobierno. Norco pone
algunas condiciones antes de aceptar lo que se le ofrece, quiere la lista de
las personas que han decidido apoyar su vuelta a palacio, la lista de los que
apoyan a Rádel, otra de los descontentos y otra de los que podría ganarse para dicha
causa. Antonio aseguró que las haría inmediatamente. Norco le recordó que a él
le gustan las cosas bien hechas y que la eficiencia se comprueba cada mañana y
en la noche cuando sacan las cuentas, dice que sigan elaborando su lista de
condiciones. Fin del noveno cuadro.
Décimo Cuadro.
Rádel aparece
dándole instrucciones a Lucila para que ilumine totalmente la casa. Está
vestido elegantemente al igual que el día de su juramentación. Mariana entra
pidiéndole a Rádel que le ayude con el broche de su vestido y Rádel la besa en
el cuello mientras le ayuda, ella señala que Lucila esta presente y él dice que
Lucila sabe que los dos se aman, Mariana sale de escena y vuelve a su
habitación. Lucila le cuenta a Rádel que la relación de Mariana con Norco es
algo que ella le da mala espina, Rádel le dice que ya él lo sabe, que ha
perdido a Mariana porque él no ha sabido hacer las cosas bien, Lucila dice que
Mariana es una mala mujer, que Norco también es un mal hombre por haber
traicionado a quien lo ha ayudado y que ella estaba equivocada con él, pero que
Rádel es mejor hombre que Norco. Rádel le da las gracias y le dice que todos ellos
merecen un castigo por la forma en que han hecho todo pero él prefiere que sea
visto como un acto de justicia. Norco entra vestido de militar, tal y como el
primer día que llegó a la casa a pedir refugio, Lucila se retira. Norco dice
que no esperaba a Rádel tan temprano en casa, hablan indirectamente acerca de
si Norco esperaba algunas noticias de la ciudad pero él pretende indiferencia.
Mariana entra a escena. Luego de una breve conversación en la que Mariana
pregunta a su esposo de que se trata todo aquello y él le responde que es una celebración,
que ya se lo dijo antes. Lucila entra y Rádel se sorprende de verla todavía
alrededor, Lucila dice que fue a llevar las luces por el solicitadas, él dice
que luego puede marcharse a lo cual Mariana se opone pues si esperan invitados
Lucila tiene que estar presente para servirles, Rádel dice que no, que él tiene
todo previsto y que Lucila puede retirarse, Lucila se despide llamando a Rádel
por su nombre por primera vez, él también se despide de ella y luego le comenta
a Mariana que hizo redactar un documento dejándole su finca en heredad a
Lucila, Mariana mostró su desacuerdo, Rádel le dijo que ella haría algo de
provecho con esa propiedad. En este instante Rádel le deja saber a Norco que
hace una semana se había enterado de su conspiración para matarle y quedarse
con el poder, que siempre algo falla en un plan pero que con la prisa Rádel no
tuvo tiempo para desarticular la trama. Revelando el plan que consistía en que los
cómplices de Norco lo mataran en su despacho presidencial pero que él había
aprovechado un descuido a la hora del almuerzo y había salido donde el notario y
pidió a este un caballo en el cual cabalgó hasta la casa. Le dijo a Mariana que
ya él sabía de la relación de ella y Norco y que los cómplices de este debían
estar a punto de llegar, ella pidió que le dejara escapar, pero él dijo que no,
se aseguró que su revolver estuviera cargado y dijo que cuando los cómplices de
Norco llegaran a la casa encontrarían los tres cadáveres, el de ella, el de
Norco y el suyo propio. Fin de la obra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Las opiniones y comentarios permiten el crecimiento de todos... los de ustedes siempre serán bienvenidos.