Mensaje 2016. "UN DIA, TODOS LOS DIAS"
Por Carlos Fos
“Todo ser humano es teatro, aunque no todos hacen teatro. El
ser humano puede verse en el acto de ver, de obrar, de sentir, de pensar. Puede
sentirse sintiendo, verse viendo y puede pensarse pensando. ¡Ser humano, es ser
teatro!”
Augusto Boal
El teatro es esa pequeña celebración en la que el hombre es
vuelto a ser tratado desde su dimensión más inmediata, su medida esencial: su
cuerpo. Es creación en el territorio donde los discursos alienantes quedan
entre paréntesis frente a la vida que estalla en cada acto de luz. Y desde ese
territorio personal se avanza hacia las construcciones de los encuentros
íntimos y liberadores ya libres de la violencia recíproca, en el ámbito de lo
comunitario. En ese espacio sin límites, disparador de goce profundo, lo festivo
con su poder de invertir el sentido de la lógica del poder y la memoria cumplen
papeles destacados. En este último caso, la memoria no busca el registro
anecdótico del pasado, aislándolo de las circunstancias históricas que lo
animaron, descontextualizándolo. Tampoco elige una sola forma de atravesar el
acontecimiento artístico, expresándose en un arco tan amplio como enriquecedor.
No hay fronteras que puedan encorsetar ni dogmas que apaguen el fogón donde lo
lúdico y la belleza se confunden con la búsqueda, la inquietud y el amor por
teatrar el sendero yermo. Nos envuelve un devenir temporal distinto, que
privilegia la horizontalidad, faculta la intervención de todos por igual y
perpetra una revuelta contra los dictados de sentencias muertas. América Latina
expuso y expone su bagaje teatral, modelado por las voces grandes maestros y
los susurros de aquellos anónimos que ponen día a día sus sueños en praxis, sin
medir sacrificios ni reparar en medios. Recordar la inagotable y diversa
producción del subcontinente es recorrer un mundo que maravilla, donde se
despiertan conciencias y cuerpos dóciles desde las más diversas miradas
estéticas. La generosidad de este cosmos en crecimiento constante reside en el
abandono de un canon normatizador que se esmerile en métodos infalibles o tenga
la pretensión escolástica de entregar sentencias mediante corpus cerrados. La
escena independiente, a través de muchos de sus exponentes, han luchado por
pararse en un lugar donde reine el pensamiento crítico. Y lo hicieron sin caer
en didactismos o simple repeticiones de consignas esperables para un mínimo
público empático. Detenernos un día en particular para reflexionar sobre el
teatro de Latinoamérica nos enfrenta con un mapa heterogéneo que demanda ojos
frescos e incisivos para no caer en palabras superficiales y edulcoradas,
canales que suelen ser funcionales al inútil pensamiento único. Así
levantaremos una simbólica copa por esa energía desmitificadora que posee lo genuino
(calificación que se refiere a su pertinencia hoy o no a un criterio
esencialista), gambeteando el mero divertimento y la sobre intelectualización
para lanzarse, sin redes de contención, a pelear en el terreno de las ideas a
los vacuos y atractivos cantos de sirena de aquellos que desean transformar al
teatro en mercancía transable. En esa brasa ardiendo que da calor al espíritu y
trasciende lo explicable en palabras nos abrazamos a los que dieron y dan
sentido al ritual en el que el telón, real o imaginario se alce, deteniendo el
aliento y comenzando la eterna función.
Tomado de la revista Celcit
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Las opiniones y comentarios permiten el crecimiento de todos... los de ustedes siempre serán bienvenidos.