Una flor de sol, como el girasol, es la actriz que sube a las tablas dispuesta a brillar con todo su esplendor… amando las luces que marcan su recorrido sobre el escenario y transmiten el reflejo de su esencia a los cómplices espectadores de cada presentación.
Una flor de sol, como el girasol, es la actriz que triunfa cada día en el teatro de la vida; la que no se amilana ante los escollos del camino, la que sonríe sin miedo ante el destino… haciéndolo para siempre su amigo.
Una flor de sol, como el girasol, es la actriz que se inclina reverentemente ante los aplausos que premian la misión amorosamente cumplida, pero vislumbra erguida y sin titubeos las pruebas, sorpresas, tropiezos y regalos que los rayos de sol traerán cada mañana.
Hay en cada actriz una mujer que sueña y vive en el escenario donde posa su figura y recibe la luz de Dios como lo hace del sol la luna.
Actriz, artista, mujer: cuando cae el telón y todo quede a oscuras, recuerda que has de mantener intacto tu brillo… tu fulgor, porque ni en las noches más oscuras ni en los días en que no te alumbre el sol, nunca, nunca, nunca, dejarás de ser lo que eres: una hermosa y resplandeciente flor de sol.
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