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lunes, 8 de octubre de 2018

Feliz día Internacional del Teatro


8 de octubre. DÍA DEL TEATRO LATINOAMERICANO

Mensaje de Arístides Vargas


Es bueno tener un día dedicado al teatro de América Latina, fundamentalmente porque es un arte amenazado aunque no en extinción. El teatro podría ser una especie al borde de la desaparición,  si entendemos que cuando un pájaro desaparece también desaparece la trayectoria de su vuelo, desparece la particularidad de ese canto que solo él puede cantar, la manera en que se sostiene en el aire, el arte de combinar el vuelo con el canto y este con el aire que lo sujeta, pero el teatro siempre está allí, en el borde, o en los bordes.

Entiendo el teatro de América Latina a partir de una consideración que Artaud tiene sobre el cuerpo. El “cuerpo sin órganos” lo llama, es decir, un cuerpo sin organización aparente, un cuerpo sin jerarquías, un cuerpo donde todas sus partes tienen la misma importancia. Lejos de una organización productiva, un organismo no integrado a un orden productivo, eso es un cuerpo sin órganos, una comuna que no quiere ser continente sino des-continente, que se expulsa fuera de sí mismo en diversas propuestas que surgen en un movimiento desde su propia motricidad o energía que deviene del movimiento anterior. Es imposible entender el teatro contemporáneo en el continente sino se entiende esta sucesión de movimientos que son su  forma de caminar, y una manera de resistir a la inmovilidad y la muerte.
 A menudo pienso en los maestros que nos precedieron, porque el teatro es memoria, pero una memoria que nos expulsa hacia adelante, es evocar con los ojos, rememorar con los oídos, para echar a andar los recuerdos emocionados del mirar y el oír, ver y escuchar la vida de lo que merece ser recordado, como lo son  la Revolución en América de Sur de Boal, la puesta de Arturo Ui hecha por Atahualpa del Cioppo, o la Orgía de Buenaventura,  Manda patibularia de Santiago García, o el Camino rojo…de Liera, tal vez Golpes a mi puerta de Juan Carlos Gené, entre otras que guardo en la memoria de los ojos, porque todo creador que crea recrea, toda artista que trabaja con su presente se sumerge en el tiempo que vive y en el tiempo que le precede, cae hacia atrás en la justa medida en que cree que está haciendo algo nuevo, tal vez lo haga porque dice que lo hace y al decirlo lo rehace como nuevo pero me gusta creer que en el teatro inventamos en tres temporalidades simultáneas donde el pasado de los viejos maestros no termina de pasar, está en el devenir del próximo paso, siempre a punto de suceder, esta y este teatrista es más contingente que sus contemporáneos que habitan una sola realidad sociológica.
Y ya lo decía, el teatro entre nosotros es un arte atacado, y no debiéramos olvidar esto en América Latina. El teatro bajo sospecha ha sido la manera natural de estar en él, porque es el espacio donde se ensaya la indignación, el espacio que se niega a ser colonizado por la actitud reduccionista que lo convierte en una experiencia museística de un deber ser impuesto por la cultura oficial, o el proceder del neoliberalismo que consiste en desactivarlo a través de una política que lo somete a las industrias del ocio, a la sociedad del espectáculo, al discurso de las nuevas tendencias donde se mezclan conceptos sin la menor idea, inmersos en una actividad consumista donde lo nuevo es una mecánica de compra venta, una rutina consumista repleta de conceptos vacíos y conservadores. En el arte son fundamentales las ideas para resistir a lo inhumano, a las ofensas de una época, a los medios de información, al olvido; una idea que problematice la realidad le agregue algo, la ensaye de nuevo.





“El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana. Y al hacerse, habla, grita, llora y se desespera. El teatro necesita que los personajes que aparezcan en la escena lleven un traje de poesía y al mismo tiempo que se les vean los huesos, la sangre. Han de ser tan humanos, tan horrorosamente trágicos y ligados a la vida y al día con una fuerza tal, que muestren sus tradiciones, que se aprecien sus olores, y que salga a los labios toda la valentía de sus palabras llenas de amor o de ascos”
Federico García Lorca

miércoles, 28 de marzo de 2018

Feliz día del teatro


Hoy la patria de Duarte despertó llorando desde lo alto, no porque ha perdido nada, ni por tristeza, no por dolor, ni tampoco por rabia, no porque tiene las manos vacías, ni sus pies están cansados, tampoco porque su mirada se perdió en el horizonte, ni porque calló el cantor; no lloraba porque sus obreros amantes se alejaban, ni porque el sol dejara de calentar, no porque la creación no existiera más, ni siquiera porque el mensaje se extinguiera por las rendijas, ni porque el cuerpo dejara de expresar. No eran sus lágrimas por las manos, los brazos, los pies y los cuerpos que crean y mueven el mobiliario, que pinchan los botones para que se haga la luz, el sonido y abren el telón; quien dijo que eran por todos los años de representación pasados, ni por los elementos que ocupan el espacio para brindar una atmósfera, tampoco por las luces que seguirán encendiendo, iluminando cada mundo, cada historia, cada creación; jamás fue por el efecto que salió en el momento justo y provoco el objetivo deseado, no fue por el gesto que seguirá hablando, comunicando cada mensaje, cada sentimiento mediante el superobjetivo; no cayó el llanto por la línea que toco el corazón de los demás y a lo mejor cambió alguna vida, por las circunstancias dadas, no fue por el encuentro de dos vidas a una hora exacta, en un espacio determinado; esas dos vidas donde hay una que acciona y la otra que observa. Tampoco fue por las largas noches de insomnios, de días interminable, tecleando o rodando el lapicero por largas paginas para plasmar la historia. No, no fue por nada de eso; porque todo eso seguirá ocurriendo, seguiremos subiendo a escena todos los días, seguiremos representando, llorando, riendo, gritando, enseñando, amando, seguiremos creando, encendiendo las luces, poniendo el sonido, abriendo el telón y la función volverá a comenzar una y otra vez más, desde cualquier espacio, desde cualquier lugar, en todas las voces que no lo callaran jamás. Porque el teatro vive y vivirá a pesar de sus detractores, porque el teatro no dejara de ser, porque hasta para ser independientes, para hacer patria estuvo presente, porque el teatro es vida, pasión, amor.
Las lágrimas que brotan hoy de la patria de Duarte, Sánchez y Mella, son por lastima a los que dirigen, por sus incapacidades, por su ignorancia, por su mediocridad, por sus inoperancias, por sus faltas de respeto, por sus mentiras, por sus falsedades, por su desfachatez, por sus brutalidades, por sus indiferencias, por su política barata y desgastada. Lloró esta patria, por las manos vacías de los dirigentes, por sus pies sin destino, por sus cabezas hechas huecos, porque hay un final en el camino y allí, justo allí nos encontraremos y nos miraremos a la cara, a los ojos y oirán por vez final, que no pudieron acabar con el teatro, porque como un monstruo grande, no le pudieron detener; y siempre encontró un lugar, un espacio, una mano amiga, un apoyo para ser creado, representado y siempre volverá de sus cenizas, sus escombros, su realidad, desde su verdad, su esencia pura, sus muros inquebrantables a abrir el telón, encender sus luces, activar el sonido, gesticular, alzar su voz y hacer vibrar corazones. Como dijo Federico García Lorca el teatro seguirá siendo: La poesía que se levanta del libro y se hace humana, y al hacerse grita, llora, ríe y se desespera.
Porque el teatro fue y nueva vez, es y seguirá siendo, haciendo. Porque desde algún lugar o rincón saldrá para protestar, para educar, para denunciar, para decir, para contar, para amar, porque al teatro no lo amedrentarán, porque lo trasciende todo, porque no está muerto, porque aun herido vive y vivirá. Porque ellos los dirigentes, dejaran de ser, pero el teatro, no. ¡Que viva el teatro! ¡Que vivan los creadores del teatro! ¡Que viva el teatro y su opulencia! ¡Que viva el teatro y su miseria!  ¡Que viva el teatro dominicano! Así que como dice Franklin Domínguez ¡Busca foco, pisa duro y habla fuerte!
Feliz día nacional e internacional del teatro, dominicanos.