27 de marzo: tres días después de haber caminado la
avenida Máximo Gómez, hasta llegar y doblar por la 27 de Febrero, avenida que
lleva este nombre en honor a la fecha histórica y luminosa de aquel día en el
que retumbó la gloriosa melodía del cañonazo anunciando nuestra independencia, para
continuar por la calle Dr. Delgado hasta la México y ubicarme allí con mis
compañeros de lucha, lucha en la que me encuentra sumergida este majestuoso día mundial
del teatro, en un año que el Ministerio de Cultura de nuestro país, lo ha declarado
el “Año del Teatro”, y lo honra
suspendiendo un festival de teatro.
Entonces al llamar a las musas para
escribir metáforas, fantasías, sueños, enseñanzas, risas, esperanzas y alegrías,
llegan para plasmar consignas de un salario digno para los maestros teatristas,
para redactar misivas pidiendo espacios adecuados para el aprendizaje de los
futuros actores, directores, técnicos, maestros y productores de teatro y el
remozamiento de la sala Manuel Rueda cerrada por espacio de seis años.
Sí, así
me encuentras mi adorado teatro en tu día, pero no dejaré de recordarte y
homenajearte porque te respiro, porque
estás impreso en mi piel, porque ocupas cada espacio de mi corazón, alterando
todas las emociones, entonces sello mi vida para la eternidad y
en tu día que es mi día te digo que YO SOY TEATRO.